traducción en directo

Tener la capacidad para comprender dos idiomas diferentes no es lo mismo que saber realizar una traducción en directo de manera eficaz: los profesionales dentro del área de la interpretación trabajan duro para desarrollar sus habilidades, por lo que subestimarlos tanto a ellos como la dificultad de la labor que desempeñan puede resultar un craso error en ciertas ocasiones. Se han dado momentos a lo largo de la historia de la profesión en los que, por culpa de una mala elección de profesionales o por el mal uso de las herramientas de comunicación, la traducción en directo de eventos importantes ha dejado marca y no precisamente por un buen motivo. En el artículo de hoy les contamos algunos de los hitos de las interpretaciones erróneas dentro de la historia de la interpretación.

Errores históricos en la traducción en directo

Como mencionamos al comenzar el artículo, no es lo mismo comprender dos idiomas distintos o poder conversar en otra lengua que trabajar como intérprete simultáneo: las habilidades que se requieren para esto último son complejas, y cuando no se está preparado el hecho de enfrentarse a la necesidad de traducir en directo puede resultar todo un desafío. A lo largo de la historia de la profesión hemos sido testigos de diversas situaciones en las que una mala interpretación ha generado controversias y problemas, lo que nos lleva a reafirmar la importancia de no subestimar el trabajo de traductores e intérpretes profesionales. Veamos algunas de estas anécdotas:

Tus “deseos” para el futuro

En 1977 el presidente norteamericano Carter viajó a Polonia junto con un intérprete ruso que decía conocer el idioma polaco, pero que había aclarado de antemano que no se dedicaba profesionalmente a la traducción de dicho lenguaje: lamentablemente el departamento de Estado no hizo caso de su declaración y pensó que la diferencia no sería tan radical, por lo que Carter terminó diciendo cosas en polaco tales como “Your lusts for the future” en vez de “Your desires for the future” (Tus deseos para el futuro”), siendo “lust” un término utilizado para referirse al deseo con una connotación sexual más que de anhelo.

¡Los vamos a enterrar!

En plena guerra fría, Nikita Khruschev, líder soviético del momento, dio un discurso en la embajada de Polonia situada en la ciudad de Moscú. Durante el mismo, Khruschev utilizó una frase para referirse a su deseo de derrotar a los Estados Unidos que terminó por ser traducida como “los enterraremos” por un intérprete ruso que no conocía del todo bien el polaco, generando así una intensa tensión entre Rusia y Estados Unidos que provocó más de una disputa.