Existen un sinfín de habilidades y aptitudes que se necesitan para poder trabajar como traductor o como intérprete en el mundo profesional. Lo cierto es que una de estas habilidades no se encuentra ligada a la formación académica, pero resulta igual de útil y necesaria a la hora de encarar cualquier tipo de proyecto laboral debido a las herramientas que nos brinda para poder resolver distintos problemas que puedan presentarse, o incluso para ayudarnos a detectar errores o interpretar mejor los documentos que tenemos enfrente. Estamos hablando de la cultura general.
La cultura general en el oficio del traductor y del intérprete
Como se mencionó en el párrafo anterior, la cultura general es una de las tantas habilidades que se requieren para desenvolverse adecuadamente en el ámbito de los servicios lingüísticos como la traducción o la interpretación profesional. Lo cierto es que, si bien siempre hacemos hincapié en lo importante que es contratar personas especializadas en las temáticas que necesitamos, la cultura general es una herramienta fundamental para poder desplegar prácticamente cualquier habilidad en la que entre en juego la comunicación, puesto que nos permite subsanar errores de forma más rápida, contextualizar lo que estamos haciendo, y de manera más general poder dar una respuesta mucho más efectiva a nuestros clientes.
Además de lo que implica para la práctica profesional contar con una buena base de cultura general sobre la cual desenvolverse, en la actualidad incluso algunos establecimientos o instituciones han incluido como requisito de entrada aprobar un examen en el que se evalúa no solo los conocimientos de base a nivel lingüístico sino también sobre cultura general.
La cultura general en el proceso de traducción
En el proceso de traducción profesional, la cultura general no es una cuestión de adquirir una cierta cantidad de información, sino que su importancia radica en poder estructurar esta información en base a la experiencia personal.
En 1963, Cowling escribió «Cultura general significa… reflexión crítica y duda, escrutinio escéptico de los hábitos existentes». Contar con esta base de cultura general a la hora de desenvolverse en cualquier ámbito de la comunicación conduce a contar con un nivel de atención que puede ayudar a los traductores e intérpretes a evitar trampas o errores innecesarios. Además, la experiencia y la cultura general permiten a los traductores ganar velocidad y eficiencia en la resolución de problemas de traducción: beneficios importantes, teniendo en cuenta los plazos ajustados que se suelen manejar al encarar proyectos.