Tanto los intérpretes como los traductores transmiten no solo información, sino también elementos de las culturas de los idiomas con los que trabajan. Después de todo, el lenguaje es un componente inseparable de la cultura y estas dos profesiones se encuentran sumamente ligadas a la mediación e intercambio cultural.

En Francia, Italia y partes de Alemania, los términos «intérprete», «mediador cultural» y «mediador intercultural» pueden superponerse o incluso ser intercambiables. Sin embargo, en algunos campos muy específicos como el de la salud, estas tareas se mantienen estrictamente separadas aunque se complementan entre sí. Lo cierto es que no siempre nos entendemos entre nosotros en los distintos ámbitos en los que nos movemos como personas: muchas veces necesitamos un interlocutor que nos ayude a romper con la barrera lingüística, pero que no solo se ocupe de traducir palabras a nuestro idioma, sino que también las contextualice y nos acerque de alguna manera a la cultura que tenemos enfrente.

Durante las negociaciones comerciales entre dos empresas, por ejemplo, el intérprete señala las características culturales de la otra parte, aclara las costumbres, indica los componentes básicos del comportamiento correcto e interpreta los saludos, signos y expresiones de agradecimiento y confianza. Las diferencias culturales se encuentran en el habla, en la formulación de una solicitud, una instrucción o una crítica, y se extienden hasta las diferencias de pensamiento, técnicas de conversación y tácticas de negociación. El intérprete a menudo debe ser capaz de explicar elementos de la cultura extranjera para crear una comunicación exitosa y para romper eficientemente la barrera lingüística y cultural entre los interlocutores. Al final, estos elementos pueden causar malentendidos de cara al oyente o provocar reacciones negativas si no se interpreta adecuadamente, lo que efectivamente convierte a estos profesionales en verdaderos mediadores culturales.

¿Por qué «mediador cultural»?

Muchos piensan en los intérpretes o traductores como loros que simplemente repiten palabras en un idioma diferente, o como robots que trasladan de manera escrita una palabra de una lengua a otra: esto no se acerca ni un poco a la realidad. Muchos olvidan el hecho de que un intérprete realmente transmite significados, pensamientos de otra cultura a la cultura del idioma de destino. En su discurso debe tener en cuenta las características culturales que pueden causar malentendidos o incluso conflictos y saber interpretar las diferentes cuestiones que son típicamente autóctonas de cada sitio. En el caso de los traductores, comprender las expresiones y costumbres es fundamental para que el mensaje llegue adecuadamente. 

Mediadores culturales en relación a los migrantes

Existen algunas regiones en las que el término «mediador cultural» refiere a aquellos profesionales de la traducción o interpretación que se dedican especialmente a dar respuesta a las distintas necesidades de las poblaciones migrantes y de esta manera fomentar su integración en la sociedad de acogida.

En la práctica, las tareas específicas de quienes ejercen como mediadores culturales de manera específica incluyen: realizar tareas burocráticas, ayudar al solicitante a pedir adecuadamente asilo o protección internacional, ayudar a los migrantes a interactuar con otros niños o estudiantes en la escuela, etc. Por lo tanto, el mediador lingüístico y cultural desempeña un papel importante en los ámbitos de la educación, la salud, los servicios sociales y en muchos otros sectores.