El 23 de junio de 2016, el 52% de los ciudadanos británicos decidieron que ya no querían ser parte de la Unión Europea. El Tratado de Lisboa, que permite que cada estado miembro abandone la UE pero no antes de que haya transcurrido un período de notificación de dos años, implicaba que el Reino Unido tendría que retirarse a fines de abril de 2019. Dado que el sector de la traducción de idiomas en el Reino Unido vale más de mil millones de libras, proporcionando más de 12.000 empleos, se han planteado graves preocupaciones sobre el impacto general que este cambio tendrá en la industria y en los proveedores de servicios lingüísticos en general.
Los traductores después del Brexit
Si bien aún no existen certezas, existen algunas cuestiones que preocupan a los sectores profesionales independientes como el de los traductores e intérpretes en relación al Brexit y su impacto en el mundo laboral y profesional. Algunas proyecciones de los expertos son:
Posible dominio de los idiomas que no son inglés: si suponemos que, después de la retirada del Reino Unido, el inglés ya no es el idioma oficial de la Unión, entonces podemos esperar que otros idiomas tengan un papel más destacado. Es probable que el francés reemplace al inglés como idioma dominante, ya que se usa cada vez más para la correspondencia administrativa y comercial.
Cambios en el proceso de reclutamiento: La libre circulación de trabajadores sigue siendo uno de los principales interrogantes en torno al Brexit. Hasta ahora, las empresas con sede en el Reino Unido han podido contratar hablantes nativos que no son necesariamente ciudadanos del Reino Unido, sin embargo, esto cambiará radicalmente con la salida del país de la Unión Europea. Para los traductores procedentes de países de la UE, trabajar en el Reino Unido ha pasado a ser una opción menos atractiva debido al Brexit y la caída prevista de la demanda de traductores de inglés.
Por otro lado, otra de las consecuencias sería que en los comités de empresa europeos, según el acuerdo que hayan firmado, ya no inviten a los representantes de los trabajadores británicos, eliminando de facto la cabina inglesa y la traducción de los documentos a ese idioma, salvo que figure en el acuerdo como lengua oficial o lengua franca del grupo.
¿Seguirá siendo el inglés un idioma oficial de la UE?
Cuando el Reino Unido se sumó a la Unión Europea en 1973, el inglés se convirtió en uno de los idiomas oficiales de la misma. También es, y de lejos, el primer idioma de trabajo utilizado en la actualidad. La retirada del Reino Unido, por lo tanto, tendrá un gran impacto en el reparto lingüístico dentro de la UE. El alemán y el francés se convertirán en los idiomas más hablados con un 16% y un 14% de hablantes nativos, respectivamente, entre los ciudadanos europeos.
Sin embargo no se prevé que el inglés desaparezca del panorama de las instituciones europeas, ya que recordemos que Irlanda lo tiene como idioma oficial desde antes que hubieran aceptado introducir a escala europea el gaélico. Por otra parte, los miembros nórdicos como Suecia o Finlandia renunciaron hace años a una cabina en su idioma para abrazar el inglés, aunque sin por ello negárseles el derecho de expresarse en su idioma. Esto significa que aunque escuchen las intervenciones en inglés sin necesidad de un intérprete al sueco o finés, sus representantes podrán pronunciar un discurso en esos idiomas, requiriendo de los intérpretes en el resto de cabinas un conocimiento únicamente pasivo de esa lengua.