Los traductores profesionales implementamos una serie de técnicas y métodos a la hora de abordar los distintos documentos sobre los cuales debemos trabajar: el préstamo, el calco, la modulación, la adaptación, la reformulación, la transposición y la traducción literal son algunas de las más utilizadas. En esta ocasión, nos metemos de lleno en la técnica del préstamo para comprender mejor cómo es el trabajo de un traductor profesional.
¿En qué consiste el préstamo?
El préstamo es una técnica de traducción muy habitual y utilizada en el ejercicio profesional: básicamente significa que el traductor toma la decisión consciente de utilizar en el texto de destino la misma palabra que se encuentra en el texto de origen, algo frecuente cuando no existe un término equivalente en el idioma al que se traduce.
Esta técnica también permite al traductor colocar un texto de forma clara dentro de un contexto cultural particular a través del registro del vocabulario que utiliza. Ciertas palabras permiten a aquellas personas que pertenecen a comunidades de intereses similares trascender las fronteras lingüísticas.
Si nos ponemos a observar la manera en la que hablamos o escribimos, numerosas palabras en inglés se «prestadas» a otros idiomas; por ejemplo, software en el campo de la tecnología y funk en la cultura. El inglés también toma prestadas muchas palabras de otros idiomas, como por ejemplo abbatoire, café, passé y currículum del francés o hamburger y kindergarden del alemán. Las palabras prestadas suelen colocarse en cursiva en los textos cuando se consideran «extranjeras», especialmente en los documentos o trabajos académicos.
Pedir prestado en la traducción no siempre se justifica por la brecha léxica en el idioma de destino, pero se puede utilizar principalmente como una forma de preservar el color local de la palabra, o se puede utilizar por miedo a perder algunos de los aspectos semióticos y culturales del termino en el caso de colocarla traducida.
Otra cuestión importante a la hora de implementar la técnica del préstamo tiene que ver con que los términos que se tomen del idioma original deben incorporarse al documento de forma «natural», respetando las reglas de gramática y pronunciación de la lengua de destino. Un ejemplo en este sentido es lo que sucede con el verbo ‘mailer‘, que se utiliza en el idioma hablado francés canadiense; en este caso, el sufijo francés -er se agrega al verbo inglés ‘mail’ para ajustarse a las reglas francesas de formación de verbos.
En conclusión, el préstamo es una de las técnicas de traducción más utilizadas: a diario utilizamos muchas palabras que vienen prestadas de otros idiomas sin siquiera saberlo. Algunas veces por falta de un término adecuado para traducir correctamente un documento, otras veces como forma de mantener intacto el espíritu del texto en el que estamos trabajamos, la técnica del préstamo continúa siendo una herramienta de uso cotidiano para los traductores de todo el mundo.